viernes, 28 de marzo de 2008

Curación por la esperanza

Investigaciones demostraron que la fe favorece la curación y mejora la disposición de vivir.La estudiante Rose Mendes fue ingresada de urgencia para hacer unos exámenes médicos. Tras algunos días recibió la terrible noticia de que tenía un cáncer terminal y tenía pocos meses de vida. Los tratamientos quimioterápicos fueron iniciados esperando que se postergara el avanzo de la enfermedad. Después de unos días los médicos se sorprendieron al constatar que el cáncer no sólo estaba contenido sino que en la habitación de Rose, esperaban ver una persona arrasada y deprimida. Pero, al contrario, se veía una chica sonriente y llena de esperanza.- ¿Cuál es el secreto de tanta alegría? – preguntaba.- Muchas veces me he despertado con miedo, en el medio de la noche – decía ella. – Pero luego tomaba mi Biblia, la leía y hablaba con Dios. Es eso lo que me mantiene firme.El médico se impresionó con la determinación de la paciente. Pero sólo cuando ella se restableció completamente es que él se convenció del poder de la fe y de la esperanza en el proceso de curación. En verdad, ese es un fenómeno que ha llamado la atención de muchos investigadores alrededor del mundo, pues está tornando evidente que la fe nos capacita a vivir mejor.Especialmente en los Estados Unidos diversas investigaciones han constatado la relación entre la fe y la curación. Un estudio de la Facultad de Medicina de Dartmouth reveló que la probabilidad de pacientes cardíacos murieran tras una cirugía era 14 veces más entre aquellos que no encontraban confort en la religión. En un plazo de 6 meses después de la cirugía, 21 pacientes murieron – pero entre los 37 que se declararon “profundamente religiosos” no ocurrió ninguna muerte.Otra investigación – de la Universidad de Duke – probó que la religión de hecho hace bien a la salud. Los investigadores acompañaron un grupo de ancianos que va a la iglesia una vez a la semana y ora o lee la Biblia por lo menos una vez al día. La sorpresa fue que, entre los feligreses, la incidencia de hipertensión es un 40% menor que entre grupos de la misma edad, pero sin la misma fe. En verdad, según la Asociación Americana para el Progreso de la Ciencia, actualmente hay más de dos centenas de estudios que apuntan la fe como un buen remedio contra todo tipo de enfermedad – desde el insomnio hasta graves problemas cardíacos.Delante de estos datos, muchos investigadores, especialmente del área médica, han repensado sus posturas. Dale Matthews es uno de ellos. Investigador del Instituto Nacional de Investigaciones para los Cuidados de la Salud, de Rockville, él catalogó 325 estudios que examinan esa relación y los efectos de las creencias en la curación de las enfermedades. Y el resultado fue sorprendente. Matthews, que suele orar con sus pacientes en el consultorio, concluyó que un 75% de las investigaciones muestran una conexión positiva. O sea, la fe realmente tiene un papel importante en la curación.“En los últimos cinco años, los estudios sobre ese asunto anduvieron muy rápido. Entre otros resultados, se constató también que algún tipo de creencia aumenta la sobrevida en un 89%”, informó a una revista de circulación nacional el cardiólogo Herbert Benson, profesor de la Facultad de Medicina de Harvard.Es bien verdad que aquellos que pautan la vida en las enseñanzas de la Biblia mantienen un estilo de vida saludable. En general no fuman, no toman alcohol y evitan llevar una vida promiscua y bohemia. Y cuando tienen algún problema de salud, suelen enfrentarlo de forma más positiva, “haciendo con que el tratamiento corra con más facilidad”, explica el oncólogo pediátrico Vicente Odone Filho, del Instituto del Niño, en San Pablo.Eso no es todo. La fe y la disposición positiva que de ella adviene ayudan a producir sustancias importantes para el organismo. Aunque todavía no se conozcan exactamente cuáles de esas sustancias son producidas en mayor cantidad a partir de buenos sentimientos, es consenso que la acción de esas hormonas resultantes de los estímulos de fe o posturas positivas ayuda en el fortalecimiento del organismo. Muchos, como la melatonina y las catecolaminas, actúan directamente sobre el sistema inmunológico, responsable por las defensas del cuerpo, contribuyendo para la producción de sus células. “Sabemos que el sistema (conjunto de núcleos cerebrales donde son evaluadas las emociones) también está conectado al sistema nervioso, vinculado a la coordinación de funciones como la de control de la presión sanguínea y de latidos cardíacos”, afirma Andrew Newberg, investigador de la Universidad de Pensilvania.TRANQUILIZANTE NATURALTambién ya se ha percibido que las personas religiosas – especialmente aquellas que creen en la vida tras la muerte – son mucho menos ansiosas. Es fácil comprender porque ese hecho de la fe también es bueno para el cuerpo. La ansiedad es un sentimiento que, después de procesado por el cerebro, provoca descargas de adrenalina en el organismo. Esta hormona acelera los latidos cardíacos y eleva la presión arterial. La exposición crónica a esa hormona contribuye para el surgimiento o agravamiento de enfermedades cardiovasculares y gastrointestinales. Además, la ansiedad debilita las defensas del organismo.El Dr. Herbert Benson promovió una nueva comprensión de la fisiología envolvida en esa fe capaz de curar. Él observó que de un 60% a 90% de las consultas médicas envuelven enfermedades relacionadas con el estrés – incluyendo hipertensión, infertilidad, insomnio y problemas cardiovasculares. El Dr. Benson demostró que el estado de relajación provocado por la oración y meditación reduce el impacto de las hormonas del estrés, tales como la noradrenalina y la adrenalina. Por lo tanto, creer en algo más que la vida terrestre ayuda a ser feliz y, consecuentemente, encarar problemas, incluso enfermedades, con optimismo.La verdadera religión, que nace del corazón y se somete a la voluntad de Dios, provee la serenidad y el equilibrio necesarios a una vida de paz y alegría. Es como dijo Maíza Netz, cantante cristiana: “Antes de conocer a Cristo, yo llevaba una vida triste con pocos momentos de alegría; hoy vivo una vida feliz con pocos momentos de tristeza.” La religión amplía los horizontes y da la certeza de que no precisamos enfrentar solos las luchas.Don Claudio Hummes, en su columna en el periódico O Estado de S. Paulo del día 1 de diciembre de 1999, dijo que “la modernidad fracasó en la medida que excluyó la trascendencia divina y quiso endiosar al hombre, a quien, en verdad, sacó todo el horizonte para superarse y salir de la prisión egocéntrica. La fe cristiana, al contrario, apunta hacia una esperanza real”. Y la esperanza que nace de la fe sigue y seguirá siendo un santo remedio.Beneficios de la religión1. La certeza de no estar solo y poder contar con el poder infinito de Dios2. Sensación de pertenecer a una familia/comunidad3. Liberación del sentimiento estresante de culpa, a través de la confesión y del perdón4. Conciencia de la origen y destino humanos, así como de nuestro lugar en el Universo5. Serenidad, equilibrio moral y felicidad6. Refuerzo de la auto-estima por saber que fuimos creados por Dios y a Su imagen7. La adoración y el servicio por los otros nos llevan para allá de nosotros mismos y nos dan la sensación de utilidadPíldoras antiestrésLos que leen la Biblia perciben que ella está repleta de dosis de esperanza. Hay textos que son verdaderas “píldoras antiestrés”:• “Teme a Jehová, y apártate del mal; Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos” (Proverbios 3:7 y 8);• “La mente tranquila es vida para el cuerpo” (Proverbios 14:30 DHH);• “El corazón alegre constituye buen remedio;Mas el espíritu triste seca los huesos” (Proverbios 17:22);• “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27);• “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?... Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:31 y 33);• “Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará... Aunque ande en valle de sombra de muerte” (Salmo 23:1, 2 y 4).

Del blog de Milchelson Borges en español: http://michelsonespanol.blogspot.com

jueves, 21 de febrero de 2008

CONFLICTOS ENTRE HERMANOS


"Habitó Jacob en la tierra donde había morado su padre, en la tierra de Canaán. Esta es la historia de la familia de Jacob: José, siendo de edad de diecisiete años, apacentaba las ovejas con sus hermanos; y el joven estaba con los hijos de Bilha y con los hijos de Zilpa, mujeres de su padre; e informaba José a su padre la mala fama de ellos. Y amaba Israel a José más que a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez; y le hizo una túnica de diversos colores. Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, le aborrecían, y no podían hablarle pacíficamente." (Génesis 37:1-4)


Jacob había sido muy feliz en el hogar de sus padre. Había sido el hijo predilecto de su madre desde que nació. A diferencia de su hermano que le gustaba la caza, Jacob disfrutaba de estar en casa y ayudar a su madre. Su vida cambió mucho cuando obtuvo, con engaño, la bendición que estaba destinada al hijo primogénito. Allí comenzó una penosa peregrinación: tuvo que huir de la furia de su hermano, fue engañado por Labán, que le entregó por esposa a una mujer a quien no amaba, trabajó muchos años sin ver el fruto de su esfuerzo, y durante años no pudo estar con sus padres. Finalmente, hizo las paces con su hermano y regresó a ver a su padre ya anciano. En la última etapa de su vida, Jacob moraba en la tierra de Canaán. Finalmente había regresado a su hogar y era el heredero de las bendiciones que habían sido prometidas a Abraham y repetidas a Isaac.

A pesar de todo el sufrimiento que tuvo que enfrentar, Jacob no aprendió de los errores de sus padres por tener hijos preferidos. Jacob amó a José más que al resto de sus hijos. Posiblemente tenía razones válidas para tener esa preferencia, pero sus afectos por José eran tan evidentes que todos lo habían notado. Como consecuencia se había creado un ambiente familiar negativo. Reinaban la envidia y el resentimiento. Sin duda, los errores que cometemos como padres tienen un gran impacto en la vida de nuestros hijos. Necesitamos pedir sabiduría a Dios para poder ser padres según su corazón.
¿Te imaginas cómo era el hogar de Jacób? Parece que se había convertido en un lugar desagradable. Los gritos y las recriminaciones reinaban en la familia. La peleas cotidianas daban lugar a muchas lágrimas secretas. Lo peor de todo es que Jacob parecía no estar al tanto de lo que ocurría con su familia, al contrario, las cosas sólo empeoraron cuando le regaló a José una túnica muy cara. Como padres, estamos llamados a dar amor a nuestros hijos sin manifestar preferencias. Cada hijo es especial, y necesita del afecto de sus padres. Debemos estar atentos a nuestros actos, para no cometer errores cuyas consecuencias podrían ser nefastas para nuestras familias.

miércoles, 20 de febrero de 2008

LA PRIMERA FAMILIA

"Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne" (Génesis 2: 24)
Dios creó el paraíso. El jardín del Edén. Junto con el paraíso, Dios creó también la primera pareja, Adán y Eva. Ellos formaban parte del hermoso paraíso creado por Dios. A veces pensamos que el paraíso está demasiado lejos de nosotros y que no hacemos parte de él. Necesitamos saber que el paraíso está a nuestra disposición y que podemos ser parte de él. Al final, el Edén era un paraíso sólo porque allí existía una familia. Nadie podía ser una compañía más perfecta para Eva que Adán, y viceversa. Para que nuestro hogar pueda ser un verdadero paraíso debemos entender que es más importante SER una buena compañía que TENER una buena compañía.
Nuestro Dios es maravilloso, él se complace en hacer felices a sus hijos. Cuando hizo el jardín del Edén, Dios pensó en cada detalle para la felicidad de Adán y Eva. Los árboles majestuosos, los animaels que corrían de un lado a otro, las aves que llenaban el paráiso de música y encanto. Les dio también un trabajo: administrar y cuidar de aquel lugar maravilloso. En las manos de Dios están nuestras vidas, cuando pensamos en todas las cosas que él provee para nosotros, surge espontánemente el deseo de alabarlo por su infinita bondad y misericordia.
Tantas cosas lindas en el paraíso, y sin embargo, al principio, Adán no era completamente feliz. Había un vacío en su corazón. Ni las bellas escenas del huerto, ni la compañía de los animales, ni siquiera la agradable plática con los ángeles, le hacían sentir completamente feliz. Adán se sentía solitario, y era natural que se sintiese así, pues él fue creado para vivir en comunidad. Dios todavía tenía una sorpresa para él. Lo más bonito lo reservó para el final. Adán se quedó dormido y Dios creó a Eva. Fue la primera historia de amor de este planeta, el primer romance de la historia humana. En medio de la exhuberancia y la belleza colorida del Edén, Adán amó a Eva y fue amado por ella. Las primeras palabras que un hombre dijo a una mujer, fueron pronunciadas por Adán: "Eres carne de mi carne y hueso de mis huesos". Con estas palabras, Adán quizo decirle: "Nos pertenecemos uno al otro. Es claro que fuimos hechos para amarnos, porque que eres parte de mí".
Así fue el inicio de la institución matrimonial. El plan de Dios para los esposos es que ellos lleguen a complementarse de tal manera que lleguen a ser uno en afecto y emociones. Es interesante hacer notar que antes de unirse, los esposos tienen que dejar a los padres. Lo que la Biblia quiere decirnos es que nadie puede interferir en la relación entre esposos. Esto incluye padres, parientes, amigos, estudio, trabajo, etc. El plan de Dios es que haya una dedicación absoluta de uno para el otro. En realidad el verdadero amor es la dedicación absoluta para hacer feliz a la otra persona.

martes, 19 de febrero de 2008

MISIÓN DE LA IGLESIA


"Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén." (Mateo 28:19, 20)


No hay nada más triste sobre la faz de la tierra que una iglesia que no tiene la menor idea sobre la razón de su existencia. Perder el sentido de misión es un peligro terrible para el pueblo de Dios. Muchas veces podemos estar tan ocupados en diversas actividades de la iglesia que podemos olvidar la razón por la cual Jesús estableció su iglesia en esta tierra. Mientras cantamos hermosos himnos, o escuchamos poderosos sermones, o participamos de una linda programación, o mientras saludamos a nuestro pastor; es bueno detenernos un poquito para hacernos algunas preguntas incómodas pero necesarias: ¿Por qué todavía estamos en este mundo?¿No deberíamos ya estar en las mansiones eternas junto a los redimidos de todas las edades? Aunque podemos dar muchas respuestas, creo que tenemos una poderosa razón para estar aquí: cumplir integralmente con nuestra misión de predicar el evangelio. Veamos algunas ideas relacionadas con el cumplimiento de la misión de la iglesia:


Todos a quienes recibimos a Jesús, somos también receptores del evangelio. Al aceptar a Jesús, recibimos también el evangelio. En otras palabras, nadie puede decir que acepto a Jesús mientras niega alguna parte de la enseñanza evangélica. Aceptar a Jesús implica aceptaro todo su mensaje, y no solamente la parte de su doctrina que no causa conflicto con nuestro estilo de vida. Cuando nuestra vida refleja el carácter y la doctrina de cristo es que hemos recibido a Jesús y a su evangelio.


Todos los que reciben la salvación en Cristo, también reciben el mandato de trabajar por la salvación de sus semjantes. Aqui encontramos una idea todavía más desafiante: que todos los cristianos son enviados para trabajar para Cristo. Hay una orden que tenemos que cumplir. El Señor Jesús, que obtuvo nuestra salvación al precio de su propia vida, tiene toda autoridad sobre nosotros, y su orden, amorosa pero firme, es que debemos trabajar por la salvación de aquellos que perecen en sus pecados.

Para trabajar por la salvación de los pecadores es que fue establecida la iglesia. Claramente, la razón por la que fue establecida la iglesia fue el trabajo en la salvación de los pecadores. Salvar pecadores es la razón de nuestra existencia. Presentar a Cristo a un mundo que camina frenéticamente hacia su destrucción es nuestra misión. Nuestra meta es salvar vidas que de otra manera continuarían un camino que inexorablemente los llevaría a la destrucción.

lunes, 18 de febrero de 2008

GRUPOS PEQUEÑOS EN LA BIBLIA


"Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos". (Hechos 2:46,47).


Nerón fue un sanguinario emperador romano que persiguió a la iglesia con el propósito de destruirla. La historia registra el horror que tuvieron que soportar los cristianos bajo su despótico gobierno. Cuando incendió la ciudad de Roma y tuvo que enfrentar la violenta reacción del pueblo romano, salvó su vida echando la culpa a los cristianos. Millares de siervos de Cristo fueron sacrificados; muchos de ellos fueron convertidos en antorchas humanas para iluminar el paso del emperados a través de sus jardines privados. En aquel tiempo, declararse cristiano representaba un gran peligro para la vida de quien lo hacía. A pesar de sus métodos sanguinarios, Nerón no consiguió destruir la iglesia, por el contrario, la fe cristiana se esparcía más y más. Pro eso se decía que "la sangre de los cristianos es semilla", porque mientras más sangre de cristianos se derramaba, más personas aceptaban a Jesús como salvador, y se tornaban cristianas.

La iglesia cristiana ya soportó terribles periodos de persecusión, donde la fe era probada en la hoguera y el cadalso. Uma de las poderosas razones para el éxito de la iglesia en evangelizar en medio de tan poderosos enemigos fueron las reuniones en grupos pequeños de cristianos. Dios estaba presente en esas reuniones llenas de fervor y amor. Centenas de millares de cristianos se reuniam con riesgo de sus propias vidas para adorar al Dios verdadero.

Así como la obra de Dios comenzó con grupos pequeños perseguidos y atormentados por el mundo, también así la obra terminará con millares y millares de cristianos predicando y compartiendo a Jesús en grupos pequeños de adoradores. El caso es que los grupos pequeños siempre existieron como método de crecimiento espiritual y evangelismo. Veamos algunos ejemplos bíblicos:

1 – Fueron un grupo pequeño de personas las que se salvaron del diluvio (Genesis 7:7).
2 – Moisés dividió al pueblo de Israel en grupos pequeños para liderar la travesía en el desierto (Êxodo 18:25, 26).
3 – Nehemías reconstruyó los muros de Jerusalén organizando al pueblo en grupos pequeños de obreros (Nehemías 3:1-5).
4 – Jesús formó su propio grupo pequeño de discípulos para capacitarlos y enviarlos a predicar el evangelio (Marcos 3:14).
5 – La iglesia primitiva mantenía la costumbre de reunirse en grupos pequeños de adoradores (Col. 4:15, I Cor. 16:19 etc).

Hoy, cuando las circunstancias mundiales nos muestran la cercanía de la venida de Cristo, somos llamados también a formar grupos pequeños cristianos para unirnos en la predicación del evangelio a todo el mundo.

viernes, 15 de febrero de 2008

UNA DIVISIÓN ARTIFICIAL Y ANTIBÍBLICA


"Y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén." (Apocalipsis 1:6)

La historia nos muestra las consecuencias terribles cuando la iglesia se aparta de los principios bíblicos. La iglesia cristiana durante la Edad Media se convirtió en una institución que estaba unida inseparablemente al imperio romano. Toda persona nacida en el imperio nacía también dentro de la iglesia. Inclusive las conquistas militares eran entendidas como una manera de hacer evangelismo. En ese contexto, se desarrolló la peligrosa idea de que los asuntos eclesiásticos, la interpretación de la Escritura y la predicación del evangelio debían ser tareas exclusivas de un grupo de especialistas que consituían el "clero". Los que no pertenecían al clero eran llamados, con un cierto aire despectivo, de "laicos", una palabra que se refiere a personas poco instruidas, sin experiencia, y por lo tanto incapaces de llevar adelante una tarea que era reservada sólo a especialistas. Esta idea ha causado estragos incalculables a la iglesia y puede que sea la raíz del debilitamiento espiritual de millares de cristianos.

Nunca fue el plan de Dios que su pueblo se dividiese entre especialistas de la fe y analfabetos espirituales. El plan de Dios siempre fue que todo el que recibiese a Jesucristo se trasnsformase en un sacerdote preocupado con los asuntos del reino de Dios (I Pedro 2:9).

Todos podemos ser misioneros en las manos de Jesus. El movimiento adventista comenzó cuando un grupo de personas simples, pero sinceras, creyó que Dios les había dado un mensaje solemne y urgente para predicarlo al mundo. Fue esa poderosa convicción que transformo a algunos rústicos agricultores en elocuentes predicadores y gigantescos ganadores de almas. La mayor parte de los adventistas de aquel tiempo eran personas de fe, que estaban dispuestas a ofrecer su vida en el altar del servicio a Dios. Así es que comenzó la obra de esta iglesia, y es así como terminará.

Durante los dos mil años que transcurrieron desde la primera venida de Cristo, millares de personas estuvieron dispuestas hasta entregar sus vidas en la obra de predicar a Cristo. Ahora, cuando el reloj profético marca los últimos segundos de la historia de este mundo ¿Podemos mostrar un compromiso menor que el de aquéllos que nos antecedieron?

jueves, 7 de febrero de 2008

FELICES LOS POBRES EN ESPÍRITU


"Bienaventurados los pobres en espíritu porque de ellos es el reino de los cielos". Mateo 5:3


Dios vino a revelar su carácter a través del ministerio de Jesus en esta tierra. Aunque Dios también se revela a través de la naturaleza y de las Sagradas Escrituras, es a través de su propio Hijo como él muestra más claramente la excelencia de su carácter. Jesús, a través de su vida y sus enseñanzas, nos reveló cuán lejos estamos los hombres de vivir de acuerdo a los principios que rigen el reino de Dios. En el corazón de Dios gobierna el amor, en el corazón del hombre reina el egoísmo. El amor procura el bienestar y la felicidad de la persona que se ama, el egoísmo busca el propio bienestar. El amor y el egoísmo son dos principios antagónicos y llevan a consecuencias exactamente opuestas.
El egoísmo puede llevar a resultados aparentemente buenos en el corto plazo. Un hombre egoísta puede conquistar mucho poder y acumular una gran fortuna, puede llegar a tener una linda familia. Al principio las cosas materiales satisfacen algunas necesidades, y eso les hace sentirse bien. Pero todo aquello que se consigue con egoísmo no proporciona la verdadera felicidad. El egoísta pronto descubre que está vacío, y no consigue ni disfrutar de todo aquello que consiguió en la vida. No es feliz, y al no ser feliz hará infelices a quienes lo rodean. Los egoístas están entre las personas más infelices del mundo. No importa cuanto consiguieron, siempre quieren más. Siempre están insatisfechos. El egoísmo nunca se cansa de conseguir más poder, de acumular mayores bienes materiales. El verdadero drama es que en la búsqueda del poder, la fortuna y la fama ellos olvidan y lastiman a las personas. Están tan ciegos que no se dan cuenta que están perdiendo a su familia. Hay muchos hijos que crecen solitarios y sin sentirse amados, mientras sus padres buscan frenéticamente la felicidad allí donde la felicidad no se encuentra. Al final, en el largo plazo, es cuando se dan cuenta que el egoísmo tiene un altísimo costo.
El plan de Dios para el hombre es diferente. Nunca pienses que es el deseo de Dios que no te vistas bien o que no tengas una buena casa. No es así, Dios también desea tu bienestar material. El dice: "amado yo deseo que seas prosperado en todas las cosas". Ese es su deseo. Por eso, él nos muestra cuál es el verdadero camino de la felicidad. Jesús dice: "Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de Dios". Este es un concepto interesante y revolucionario. Muy diferente a lo que el mundo enseña. Jesús nos dice que para ser feliz hay que ser pobre en espíritu. Mientras el mundo nos enseña que ser pobre es incompatible con ser feliz, el Señor Jesús dice exactamente lo contrario, ser pobre o ser rico materialmente no tiene nada que ver con ser o no ser feliz, la felicidad tiene que ver con ser pobre en espíritu. ¿Qué significa ser pobre en espíritu? La palabra que se traduce como pobre, se refiere a una pobreza extrema, a la verdadera miseria. Esta palabra se refiere a alguien tan miserable que no puede hacer nada por sí mismo. Alguien a quien sólo le resta depender por completo de otro. Lo que Jesús está tratando de decir es que para ser felices necesitamos ser total y plenamente dependientes de Dios. Dejar que su amor inunde nuestro corazón y permitir que él nos guíe en todas las decisiones de nuestra vida. No confiar en nuestra propia capacidad ni seguir los deseos de nuestro egoísta corazón. Es así como alcanzaremos la felicidad, la paz y la seguridad. Nada que se alcance mediante nuestro impulso egoísta nos hará verdaderamente felices. Sólo el amor de Jesús hará que le demos valor a las cosas que realmente importan en la vida.