martes, 19 de febrero de 2008

MISIÓN DE LA IGLESIA


"Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén." (Mateo 28:19, 20)


No hay nada más triste sobre la faz de la tierra que una iglesia que no tiene la menor idea sobre la razón de su existencia. Perder el sentido de misión es un peligro terrible para el pueblo de Dios. Muchas veces podemos estar tan ocupados en diversas actividades de la iglesia que podemos olvidar la razón por la cual Jesús estableció su iglesia en esta tierra. Mientras cantamos hermosos himnos, o escuchamos poderosos sermones, o participamos de una linda programación, o mientras saludamos a nuestro pastor; es bueno detenernos un poquito para hacernos algunas preguntas incómodas pero necesarias: ¿Por qué todavía estamos en este mundo?¿No deberíamos ya estar en las mansiones eternas junto a los redimidos de todas las edades? Aunque podemos dar muchas respuestas, creo que tenemos una poderosa razón para estar aquí: cumplir integralmente con nuestra misión de predicar el evangelio. Veamos algunas ideas relacionadas con el cumplimiento de la misión de la iglesia:


Todos a quienes recibimos a Jesús, somos también receptores del evangelio. Al aceptar a Jesús, recibimos también el evangelio. En otras palabras, nadie puede decir que acepto a Jesús mientras niega alguna parte de la enseñanza evangélica. Aceptar a Jesús implica aceptaro todo su mensaje, y no solamente la parte de su doctrina que no causa conflicto con nuestro estilo de vida. Cuando nuestra vida refleja el carácter y la doctrina de cristo es que hemos recibido a Jesús y a su evangelio.


Todos los que reciben la salvación en Cristo, también reciben el mandato de trabajar por la salvación de sus semjantes. Aqui encontramos una idea todavía más desafiante: que todos los cristianos son enviados para trabajar para Cristo. Hay una orden que tenemos que cumplir. El Señor Jesús, que obtuvo nuestra salvación al precio de su propia vida, tiene toda autoridad sobre nosotros, y su orden, amorosa pero firme, es que debemos trabajar por la salvación de aquellos que perecen en sus pecados.

Para trabajar por la salvación de los pecadores es que fue establecida la iglesia. Claramente, la razón por la que fue establecida la iglesia fue el trabajo en la salvación de los pecadores. Salvar pecadores es la razón de nuestra existencia. Presentar a Cristo a un mundo que camina frenéticamente hacia su destrucción es nuestra misión. Nuestra meta es salvar vidas que de otra manera continuarían un camino que inexorablemente los llevaría a la destrucción.

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